El cultivo de animales puede favorecer la aparición de enfermedades, principalmente en el caso de cultivos intensivos y semiintensivos (Pillay, 1992).
Las patologías de los peces se reconocen cada vez más como un problema en la producción y comercialización en acuicultura y afectan tanto al desarrollo económico como al impacto socio-económico de este sector en muchos países (Subasinghe et al., 1998). Estas enfermedades pueden ser el resultado de la introducción de patógenos obligados u oportunistas que actúan junto a factores ambientales o zootécnicos (Michel, 1992). La detección, prevención y control de las enfermedades infecciosas en los peces continua siendo uno de los principales aspectos a considerar para obtener unos buenos rendimientos del cultivo (Sander & Fryer, 1988), siendo la etiología, la ciencia que determina el origen de la enfermedad, la base de todos los tratamientos terapeúticos y profilácticos (Borrego, 1997).
Las enfermedades infecciosas de los peces marinos están causadas por virus, bacterias, hongos y parásitos (Sindermann, 1990).
Las enfermedades de origen bacteriano son responsables de elevadas mortalidades, tanto en peces en estado salvaje, como en cautividad (Roberts, 1981). La intensificación de los sistemas de producción en acuicultura está implicada en el origen del incremento de la incidencia de bacteriosis (Robles et al., 1998).
Los peces son infectados por diversos grupos de parásitos, y pueden observarse ectoparásitos en piel y branquias, y endoparásitos en los órganos internos, tanto en la cavidad abdominal como en la musculatura. Los parásitos tienen una distribución mundial, afectando a todas las especies, desde las de aguas tropicales hasta las de aguas polares, cualquiera que sea el nicho ecológico y el hábitat del hospedador (Eiras, 1994). Su presencia en peces cultivados depende en gran parte de las condiciones de cultivo, del origen de los peces y del tipo de ciclo de vida de los parásitos (Pellitero, 1988).. Existe una tendencia a minimizar el papel de los parásitos como agentes patógenos de los peces hospedadores, pero su importancia en el proceso productivo es incuestionable, a pesar de que las pérdidas que producen son difíciles de evaluar (Pellitero, 1988).
La gravedad de las lesiones provocadas por los parásitos depende de diversos factores relacionados con el género del agente en cuestión, su localización y el modo particular de actuación sobre el hospedador (Pavanelli et al., 1998).
Enfermedades Presentes en Chile que Requieren Vacunas
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Virus ISA
Virus ISA
La Anemia Infecciosa del Salmón (virus ISA) es una enfermedad producida por un virus de la familia Orthomyxoviridae, del género Isavirus, que se asemeja a los virus Influenza A y B. Afecta al Salmón Atlántico, principalmente en la etapa del ciclo que se desarrolla en agua de mar. No afecta a otros peces, moluscos o productos del mar, ni representa el menor riesgo para la salud humana. Además es de baja tenacidad en el ambiente.
Este agente patógeno se presentó por primera vez en Europa, en Noruega el año 1984; y también posteriormente en las costas atlánticas de Canadá, Escocia, Islas Faroe, en Maine (USA) y Chile (sin enfermedad clínica en el Salmón Coho), siendo nuestro país el último en presentar brotes. El virus ISA -como toda influenza- es una enfermedad altamente contagiosa entre los peces de la especie Salmón del Atlántico. Produce una mortalidad variable en la jaula de salmones infectada, por lo cual se deben tomar las medidas pertinentes para evitar su propagación.
En Chile, el virus ISA se detectó por primera vez en el Salmón Atlántico en junio de 2007, en un centro de cultivo ubicado en la isla Lemuy, Chiloé. Por su sintomatología se confirmó como un brote de Anemia Infecciosa del Salmón (ISA), el primero de presentación clásica y el primero en afectar a esta especie en Chile. Dado el comportamiento que ha tenido en nuestro país, algunos científicos han acordado que se trataría de una variante distinta a la europea.
La Anemia Infecciosa del Salmón (ISA en sus siglas en inglés) es una enfermedad que afecta al Salmón Atlántico, y es producida por un virus de la familia Orthomyxoviridae, del género Isavirus, que se asemeja a los virus Influenza A y B. Esta enfermedad -que se presenta principalmente en la etapa del ciclo que se desarrolla en agua de mar- no afecta a otros peces, moluscos o productos del mar. Tampoco se presenta en seres humanos y está científicamente demostrado que es una enfermedad altamente específica.
El agente viral se originó en salmonídeos silvestres y posteriormente, entre los años 1840 y 1920, se separaron genéticamente las variedades europeas y americanas.
Sus principales síntomas son –entre otros-2:
(Signos externos)
- Palidez branquial (38%)
- Hemorragia ocular (38%)
- Exoftalmia (25%)
(Signos internos)
- Intestino hemorrágico (64%)
- Hígado pálido (47%)
- Hemorragias en ciegos pilóricos (43%).
El virus ISA no tiene impacto en la salud pública, ya que no afecta al hombre. Antecedentes de publicaciones científicas indican que el PH gástrico de los humanos inactiva el agente viral (Smail D.A. y col. 2004), situación que no permite por ende la infección vía ingestión del virus.
Por otro lado, el virus crece a temperaturas de 15 a 20 grados en cultivos celulares, situación no replicable utilizando al ser humano como hospedero debido a que presenta temperaturas corporales promedio de 37ºC (Hastings, 1998)(Falk et al. 1997).Además, a finales de la década de los 80 y comienzos de los 90, cuando la enfermedad prevaleció en Noruega, este país produjo un orden de 150 mil toneladas para el consumo humano. No hay evidencia de que el consumo en ningún país haya resultado con afectos adversos para la salud humana, tanto para quienes trabajan en la industria acuícola como para el público general (Hastings, 1998).
Efectos del virus ISA en los salmones
Como todo virus, la Anemia Infecciosa del Salmón es contagiosa entre los peces de la especie Salmón del Atlántico, y de baja estabilidad o tenacidad en el ambiente. El agente patógeno se caracteriza por producir una mortalidad variable en la jaula de salmones infectada. En general se inicia con expresiones de mortalidad diaria baja, pero puede aumentar en relación a las temperaturas del agua a niveles más significativos (entre un 0,5 a 1%), llegando a mayores niveles de mortalidad acumulada en aquellas jaulas infectadas al cabo de algunos meses.
Respecto de su transmisión, la enfermedad comienza en una jaula y puede tardar meses en aparecer en las jaulas vecinas. El contagio se realiza pez a pez por contacto con peces infectados, contacto con equipos contaminados o con el equipo de personas que manejan peces infectados. A su vez, se ha comprobado en Noruega que el piojo del salmón o cáligus (Lepeophtheirus salmonis) puede transmitir pasivamente el ISA de peces infectados a susceptibles, referencia que sustenta la hipótesis de que la especie caligus rogercresegii que afecta a los salmones en Chile podría actuar como vector de esta enfermedad. De este modo, centros de cultivo dentro de una distancia de 5 km (3.1 millas) de centros infectados y plantas de proceso que procesan peces infectados sin un adecuado tratamiento, tienen de 5 a 13 veces más riesgo de infectarse con ISA.
A su vez, no existe evidencia consistente sobre una posibilidad de contagio de modo vertical (a través de los progenitores). Sin embargo, esta tesis no debe ser excluida. Con respecto a un potencial contagio de otras especies, sólo se han descrito brotes naturales de ISA en salmón del Atlántico (Salmo salar). Además, el agente puede sobrevivir y replicarse en la trucha arcoiris (Oncorhyncus mykiss), la trucha café y trucha de mar (Salmo trutta) y salmón coho (O. kisutch) actuando como portadores sin expresión de signología clínica.
Adicionalmente se ha detectado en pollock(Pollachius virens) y bacalao (Gadus morhua); pero sólo en peces ubicados en la vecindad de balsas-jaula en contacto con peces con signos clínicos de ISA.
Adicionalmente se ha detectado en pollock(Pollachius virens) y bacalao (Gadus morhua); pero sólo en peces ubicados en la vecindad de balsas-jaula en contacto con peces con signos clínicos de ISA.
En cuanto a las medidas que se aplican para controlar el virus, se encuentra la aplicación de disposiciones de bioseguridad que consideran la eliminación del agente de las superficies y RILES por medio de desinfectantes cuya efectividad ha sido evaluada y corroborada en la inactivación del virus ISA. Por otro lado, como cualquier enfermedad de origen viral, no responde a tratamientos antibióticos. Existen alternativas de vacunas en el mercado, las cuales están aún en período de evaluación.
Fuente:(SalmonChile)